

Guía para la identificación de comportamientos adictivos cotidianos
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Una ola de insatisfacción, malestar y/o frustración recorren lo social. Nadie es inmune a ella. Da lo mismo la edad, la condición y el género. Cada cual, a su manera, experimenta estos sentimientos negativos. ¿De dónde viene toda esa desazón, esa intranquilidad? En gran parte, de la publicidad, de las redes sociales y de los contenidos online, que nos proponen estándares de vida inalcanzables. La sociedad de consumo te ofrece un falso remedio para aliviar ese malestar: acariciar esa vida idílica a través de la compra compulsiva de objetos, ropa, cremas, tratamientos y experiencias. El resultado es opuesto a lo esperado y, en vez de la vida plena prometida por la propaganda, se multiplica el vacío. Así, se acelera más el consumo, incluso a nivel adictivo. El individuo, cual hámster en su rueda, gira y gira cada vez más rápido, hasta la extenuación. Tranquilizantes y somníferos, pero también todo tipo de sustancias energizantes, son consumidos, incluso sin prescripción médica, para aguantar el ritmo actual o para evadirse de una realidad no deseada. La normalización de este consumo hace pasar inadvertido un problema de adicciones cotidianas. Sumado a ello, nos encontramos además con las adicciones sin sustancia, comportamentales: a los móviles, al scroll de los videos cortos, a los videojuegos, a una realidad virtual anestesiante... En esta guía, además de la identificación de estos comportamientos adictivos, hallarás estrategias con las que plantarles cara, para decirles NO.