Legítima defensa: una revisión normativista

Esta obra ofrece una revisión crítica y profundamente teórica de la legítima defensa en el Derecho penal, abordando su fundamento desde una perspectiva acorde con los valores de una sociedad democrática centrada en los derechos humanos. Frente a modelos que interpretan la defensa como una forma de combate o anulación del otro, el autor propone una concepción en la que incluso el agresor debe ser reconocido como persona, y no como enemigo. A través de un enfoque dogmático riguroso, se expone cómo el sistema jurídico-penal no puede desvincularse de las estructuras normativas del orden social del que emana, y cómo esta relación debería reflejarse en la interpretación de instituciones como la legítima defensa.

En la primera parte, el autor desmonta la teoría dominante del doble fundamento por considerarla incoherente, ya que mezcla sin armonía principios que responden a lógicas filosóficas distintas. En la segunda, formula un nuevo planteamiento: el núcleo de la legítima defensa no está en un supuesto derecho del agredido, sino en la infracción del deber que recae sobre el agresor. Así, la acción defensiva se concibe como una revocación del curso lesivo iniciado, y las consecuencias deben ser imputadas exclusivamente al agresor. Esta tesis tiene implicaciones sistemáticas relevantes, particularmente respecto a los límites y requisitos de esta figura, como en el caso de agresiones provenientes de personas no responsables o en contextos especialmente complejos. Se trata, en definitiva, de una obra que reconfigura una de las instituciones clave del Derecho penal desde una base ética y coherente con los principios del Estado de Derecho.